Yendo en un pequeño barco de turistas para dar un paseo
rodeando la costa, nos encontramos a un hombre agarrado a un pedazo de madera.
Parecía cansado pero no pedía ayuda.
-¿Necesita ayuda señor?- Le preguntó el capitán
-No gracias- Y siguió aferrado a su trozo de madera.
-No es aconsejable que nade por aquí, puede pasarle algo.
-No me importa, ya nada tiene sentido.- Dijo el hombre del
tronco.
-Anda suba al barco, ya verá que sí.
-No señor, muchas gracias, pero no sé si su barco es real o
no-
-¿Perdone?
-Si mire- el hombre se acomodó como pudo en el trozo de
madera la que se aferraba- No sé si sabrá usted que no nos podemos fiar de nada,
porque mira lo que nos ha pasado con la física de Aristóteles; hay que dudar de todo para alcanzar el verdadero
conocimiento, para eso yo utilizo la duda como método-
-¿La duda como qué?
-Como método señor. El mundo nos engaña, no sabemos si lo
que estamos percibiendo es verdad o simplemente una invención de un genio
maligno engañador- El capitán no podía creer lo que estaba oyendo, el
misterioso hombre continuó- Pero... ahora que lo pienso, estoy pensando, y en
mi pensamiento no puede entrar el genio maligno, por lo tanto... ¡¡EXISTO!!
La gente se empezó a acercar a los cristales a ver qué
pasaba y a qué venía tanto alboroto.
-Mire señor, déjese de chorradas, ¿Cómo se llama?
El hombre aún pensativo contestó:
-René
-¿René qué?
-Descartes
-Vale René Descartes, por favor nade hacia el barco.
-Pero, ¿no se ha dado usted cuenta de lo que acabo de
descubrir? -El capitán no podía creérselo- Si "pienso luego existo",
Dios existe porque las ideas innatas que tengo en mi mente me las ha dado él y
como Dios es perfecto e infinito tiene que existir porque si no, no lo sería.
-Señor suba al barco.
-Espere, espere, que estoy inspirado. Entonces si Dios
existe, existe el mundo, porque Dios es bueno y nos va a engañar creando algo
que no existe... ¡El mundo también existe! Capitán páseme una cuerda, que su
barco si existe, Dios no me va a engañar.-
El capitán y un par de turistas más subieron al hombre al
barco, pero cuando iban a darle ropa seca, se dieron cuenta que este había
desaparecido, no podía haber saltado, porque le habría visto alguno de los
pasajeros, tras una larga búsqueda por todo el barco, el hombre no apareció.
Ese tal René
Descartes parecía que había descubierto lo más importante de su vida cuando lo
subieron al barco. No fue mucho tiempo después cuando volví a escuchar el nombre de un
filósofo francés, que revolucionó la filosofía moderna.
Natalia F.
Natalia F.