Os voy a contar una
pequeña historia, esta sucedió en una gran ciudad en la que se estaba
construyendo una gran catedral, la más hermosa y grande del mundo. Un curioso paseante
que pasaba cerca de las obras de esta, se acercó al lugar donde trabajaban los canteros;
allí se acercó a uno de ellos y le
preguntó:
-Y usted, ¿qué está
haciendo?
-Sudando con esta
maldita piedra, fastidiado por este sol y este trabajo tan duro y aburrido. Y A
demás no falta mucho trabajo.- contestó el cantero.
El paseante
sorprendido se acercó a otro cantero y le preguntó:
-Y usted, ¿qué está
haciendo?
-Yo... lo que me ha
mandado el jefe de obra, tallar estas piedras para el muro que estamos
construyendo, que parece que no se acabará nunca.
El curioso visitante
se acercó a un tercer cantero y le preguntó lo mismo que a los anteriores:
-Y usted, ¿qué está
haciendo?
-¡¡¡Estoy construyendo
una catedral!!!- respondió el cantero entusiasmado.
Esta pequeña historia la escuché hace ya mucho tiempo y no
sé por qué vino a mi mente hace poco, empecé a pensar, cual podría ser la
moraleja de esta historia y tras pensar un rato descubrí que esta historia
aunque sea simple y corta puede tener varias moralejas.
La primera que se me ocurrió fue que esta historia lo que
quiere trasmitir es que aunque a veces nos toque hacer cosas que no nos gustan
y que nos incomodan, podemos adoptar tres posturas muy diferentes. La del
primer cantero, estar enfadado con el mundo porque te toca hacer algo que te desagrada, la del segundo cantero, resignarnos y obedecer, o la del tercer cantero,
disfrutar cada momento, porque aunque algo no nos guste siempre hay que sacarle
el lado positivo y que nos aporta, y así poco a poco veremos la vida de otra
forma y viviremos más felices, porque como decía Aristóteles, defensor de la teleología,
todos los seres están dotados de un proyecto y el del ser humano es ser feliz.
La segunda moraleja que se me ocurrió fue que todos los seres humanos a lo largo de nuestra vida ayudamos a construir esa catedral. La catedral simplemente es una metáfora para simbolizar al mundo, un mundo imperfecto y en construcción y que parece que no se acabará de construir nunca. Todos queremos que el mundo sea prospero y en el cual haya paz, pero solamente colaborando todos juntos en este gran proyecto, podemos garantizarle un futuro. Con los actos que realizamos, aunque estos sean pequeños como los de los canteros que tallaban piedras. Estamos creando un mundo mejor, y haciendo de la realidad una utopía.
Natalia F.
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